COMENTARIO
EXEGÉTICO N°851.
©Giuseppe
Isgró C.
851.
Podría decirse que existe una
fatalidad en los eventos de la vida, que implique que los acontecimientos
estén, ya, previamente preestablecidos?
-“La fatalidad
no existe sino por la elección que el Espíritu ha hecho, encarnándose, de pasar
por esta o aquella prueba, por cuanto, eligiendo, él se crea una especie de
destino, que es la consecuencia misma de la condición en la cual se ha
colocado. Bien entendido, pero, que aquí se habla de las pruebas físicas, dado
que, en lo que se refiere a las pruebas morales y a las tentaciones, el
Espíritu, quien conserva su libre albedrío, tanto para el bien como por el mal,
es siempre dueño de ceder o de resistir. Un Espíritu bueno, viéndolo vacilar,
puede moverse en su ayuda, pero no imponérsele dominando su voluntad; un
Espíritu inferior, es decir de bajo nivel evolutivo, haciéndole ver una cosa
por otra, o exagerándole un peligro, puede impresionarlo, asustándole; pero,
por lo menos, la voluntad del Espíritu encarnado queda libre de toda
coacción”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Es extraordinaria la percepción de la verdad expuesta en este
parágrafo en relación a las pruebas previamente elegidas por el Espíritu antes
de encarnar, que van a conformar su destino, en determinado grado, en el nuevo
ciclo de vida.
Esta realidad está conformada por diversas vertientes: En
primer lugar, las pruebas que elige, el mismo Espíritu, de manera que pueda
desarrollar habilidades en aquellas áreas en que él comprende que precisa
fortalecerse.
Selecciona, también, determinadas pruebas para experimentar
situaciones análogas a las que él ha ocasionado a otros, en vidas anteriores,
como un aprendizaje.
Otras, las elige para optimizar aquellas aptitudes que previamente
ha fortalecido, bien sea aportando un bien a la sociedad, o un servicio, que
van a fungir como vocación existencial, y que reflejarán sus puntos fuertes; mientras
que las otras pruebas lo harán con sus puntos menos fuertes.
Empero, en segundo lugar,
su suma existencial, por la ley de afinidad, previo el veredicto de la de
justicia, la de igualdad y la de compensación, van ubicándolo o reubicándolo,
automáticamente, en el nuevo orden que le corresponde en el concierto de todas
las cosas, tanto por sus fortalezas como por sus debilidades, en el cual orden,
podrá, en mejor forma, optimizar las primeras y fortalecer las segundas.
Todo ello conlleva, paralelamente, el aprendizaje que precisa en
uno o en otro sentido.
En tercer lugar, tenemos lo siguiente: dado que en el planeta tierra, o en el de
turno en que se viva, en un determinado momento, existe un plan de vida y de
estudios, que se va realizando en forma gradual, y sistemáticamente, por los
pedagogos planetarios, necesariamente,
entre las pruebas existenciales y los estudios a realizar, se encuentran aquellos
que se vinculan con este programa planetario.
El orden en que su suma existencial le ha colocado, por acción
efectiva de la ley de afinidad, previo auxilio de las de justicia, igualdad y
compensación, le ubica en un ambiente afín de seres que se encuentran en una
esfera mental evolutiva que va desde un grado mínimo hasta otro de jerarquía
superior, entre cuyos niveles cada quien recibe enseñanzas del que se encuentra
en el rengo superior y, a su vez, enseña, a los que les siguen, inmediatamente,
en un justo y perfecto sistema y orden jerárquico, en la gran cadena evolutiva
universal. Los afines se juntan en todos los niveles.
También es cierto que, si bien a nivel físico, en un área específica,
convivan millones de personas, a nivel espiritual, en la ecología mental
–conformada por Espíritus encarnados y por los que se encuentran en la
dimensión espiritual- cada quien puede formar parte de una esfera mental
diferente, de acuerdo al grado evolutivo arrojado por su suma existencial.
Pese a vivir en el mismo
ambiente físico, viven en diferentes mundos mentales.
Empero, por efectos de la resonancia magnética, los de nivel
superior, en la escala evolutiva, influyen, positivamente, en los que les
siguen en rango, tanto por la comunicación de contenidos mentales, vía
telepática, como por el ejemplo, a nivel objetivo-visual.
Este efecto de influencia espiritual, se lleva a cabo, también,
por interrelación entre las dimensiones espiritual y física, vía telepática,
donde los Espíritus, cada uno en su respectivo nivel, aporta la ayuda o la
influencia respectiva, pero, respetando, siempre, el libre albedrío de cada
quien, como un derecho intrínseco de cada ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario