COMENTARIO EXEGÉTICO N° 835.
©Giuseppe Isgró C.
835.
La libertad de conciencia es una
consecuencia de la libertad de pensamiento?
-“La
conciencia es un pensamiento íntimo que pertenece al ser humano; todos los
pensamientos reflejan un determinado estado de conciencia”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIC:
El estado de conciencia que posee, en
un momento dado, una persona, fruto de su evolución a través de incontables
ciclos de vida, denota una mayor o menor capacidad de discernimiento entre el
bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre lo hermoso y lo opuesto, y
así con cada uno de los restantes valores universales.
Esta capacidad perceptiva de la
conciencia refleja su aptitud de hacer o de dejar de hacer, y constituye la
suma existencial reflejada a nivel de Espíritu, que le otorga la potencia
evolutiva-creadora hasta un momento determinado de su carrera existencial.
Esta aptitud desarrollada es diferente
al registro de las acciones humanas en la memoria espiritual, en el archivo del
alma, que constituye un registro contable de los pensamientos, sentimientos,
palabras y acciones de toda su historia vivencial.
La conciencia como atributo divino, en
el ser humano, de análoga naturaleza a la del Creador Universal, es una réplica
de la de Éste, donde el Supremo Artífice se expresa con el lenguaje de los
sentimientos equivalentes a los valores universales, cuya acción coercitiva y
coactiva, constituyen, para el ser humano, -y todos los seres en los cuatro
reinos naturales- una guía que rige sus acciones.
La primera, es decir, la acción
coercitiva, es un freno que le inhibe, cuando le hace caso, de incurrir en
actos indebidos, manteniéndole dentro de los rectos pensamientos,
sentimientos, así como rectas palabras y acciones.
En los casos en los cuales el ser
humano trasciende la voz de alerta de la conciencia, -como representación de la
vergüenza que la persona experimentaría de ejecutar determinados actos, y los
lleva a cabo-, seguidamente, y en forma instantánea, se activa la acción
coactiva de la conciencia, además de la ley de afinidad, la de justicia, la de
igualdad y la de compensación, con sus efectos inherentes; éstos le indican a
la persona que ha incurrido en falta. La constante acción coactiva de la
conciencia se expresa en forma de remordimiento, percepción del mal efectuado,
que le inducen a la rectificación y a la compensación, así como, a la
prudencia, la siguiente vez, para evitar de repetir pensamientos, sentimientos,
palabras y actos de análoga naturaleza.
También, las consecuencias pueden
manifestarse no por la acción, sino por la omisión de pensamientos,
sentimientos, palabras y actos cuya ejecución habrían significado el
cumplimiento de un deber en cualquiera de sus variantes o vertientes.
Esta conciencia, en su estado
original, desde el inicio de la carrera del ser, tiene una función activa y en
ella se expresa la acción pedagógica del Creador Universal.
La mayor evolución del estado de
conciencia se traduce en la capacidad de la visión perceptiva y en la aptitud
de hacer o dejar de hacer, así como en la libertad y en el control efectivo de
los pensamientos.
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