domingo, 31 de marzo de 2013

785. Cuál es el más grande obstáculo al progreso?


COMENTARIO EXEGÉTICO N° 785

©Giuseppe Isgró C.


785.   Cuál es el más grande obstáculo al progreso?
-“El orgullo y el egoísmo, si entendéis hablar del progreso moral, por cuanto el progreso intelectual camina paralelamente con el desenvolvimiento de esas dos cualidades. En primera instancia, parecería que les otorga un incremento considerable en su actividad, fomentando la ambición y el amor a las riquezas, que, a su vez, estimulan al ser humano a la búsqueda que le clarifica el Espíritu. De esta manera, todo desemboca tanto en el mundo moral como en el físico, y del mal mismo puede derivarse el bien. Empero, un tal estado de cosas precisa su tiempo, y cambiará en la medida en que el ser humano comprenda mejor que, por encima de las alegrías terrestres, hay una felicidad infinitamente superior y más perdurable”-. (Ver “Egoísmo”, Cap. 12).
Comentario de Allan Kardec: Existen dos especies de progreso que se brindan apoyo recíproco, por lo cual no caminan afrontados: el intelectual y el moral. En los pueblos civilizados, el primero goza, en nuestros días, de todos los deseables estímulos, y, por lo tanto, ha alcanzado un gran desarrollo. Por el otro lado, el segundo se ha quedado rezagado; no obstante, si se comparan las costumbres sociales de la actualidad con las de hace pocos siglos atrás, se ve fácilmente el progreso. Por qué, por lo tanto, el camino progresivo que no se atrasa por el lado intelectual habría de hacerlo por el moral? Por qué, entre los siglos décimo noveno y el vigésimo cuarto no habría de haber tanta diferencia cuanta hubo entre los siglos décimo cuarto y el décimo noveno? Dudar de esto sería lo mismo que afirmar que la humanidad haya llegado al máximo de su perfección, lo que sería absurdo, o que ella no sea moralmente perfectible, lo que es desmentido por la experiencia.(Allan Kardec).

COMENTARIO EXEGÉTICO GIG:

En este análisis realizado por el maestro Kardec, donde destaca el progreso efectuado entre los siglos XIV y el XIX, proyectando lo que habrá de ser alcanzado en igual período de tiempo, en el futuro, denota la profunda visión y la agudeza histórica que poseía, ya que, a partir del siglo XIV, emergerá en Florencia, Italia, el Humanismo, con Petrarca, Boccaccio y Dante, en el ámbito literario, filológico y filosófico-espiritual, y con Giotto y Cimabue, en el artístico, que va a desembocar, en segundas instancias, en el humanismo europeo.
Este importante movimiento, permite, con el incremento del poder adquisitivo de los artesanos y con una mayor libertad de pensamiento, volver la mirada a la cultura clásica griega y latina, que se había olvidado durante la edad media, estudiando, nuevamente, a Homero, Pitágoras, Herodoto, Sócrates, Platón, Aristóteles, Teofrasto, Séneca, Cicerón, Plutarco, Plotino y unos pocos más. El humanismo, estimulará, paralelamente, el interés en otras áreas de estudios, en el ámbito científico e industrial, que desembocará, en los siglos XV y XVI en el Renacimiento italiano, en primeras instancias, y europeo, acto seguido.
 Estos dos movimientos, pese al recrudecer de la inquisición a partir de finales del siglo XV hasta mediados del XIX, continúo aportando importantes desarrollos en todos los ámbitos de la vida humana, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XIX, con el movimiento del existencialismo, entre otros muy importantes, y por el movimiento Espirita, en mayor grado, aún, entre cuyos aportes por la constelación de grandes personajes de todos los ámbitos de la ciencia y bagaje intelectual, que en su mayor parte se involucran en la investigación Espirita, destaca la Codificación del maestro de Lyon, Allan Kardec, que retoma el hilo histórico de una inmensa cantidad de temas que yacían desde mucho tiempo olvidados en el mundo occidental, como la reencarnación, la interrelación entre la dimensión espiritual y la física, la extensa gama de facultades espirituales, el conocimiento de Dios libre del lastre que naciera en el primer concilio de Nicea, en el año 325 d.n.e., la justicia divina, vinculada con los valores universales, o axiología, y una perspectiva universal de la vida más realista que habrá de desembocar en el siglo XX con el inmenso progreso en todos los ámbitos de la ciencia, filosofía, artes, tecnología y otras áreas de la actividad humana.


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