COMENTARIO
EXEGÉTICO N° 336.
©Giuseppe
Isgró C.
336. Podría
ocurrir que un feto en condiciones de nacer no encuentre un Espíritu que
quisiese nacer en él?
“El
feto, en el cual debe reencarnar, está siempre predestinado a albergar un
Espíritu: nada es creado sin razón”.
COMENTARIO EXEGÉTICO G.I.C.:
Es preciso tener en cuenta de que la
unión del Espíritu con el cuerpo ocurre en el mismo instante en que el nuevo
ser es engendrado por el hombre y concebido por la mujer.
En la lucha de los millones de
espermatozoides por fecundar al óvulo, el que gana la batalla es aquel al que
el Espíritu une su alma, -peri espíritu o hilo de plata-.
Es decir, el acto de la reencarnación
se efectúa en el mismo instante de la concepción del nuevo ser, por lo cual, el
Espíritu ya se encuentra encarnado en el feto en formación, desde el inicio de
la gestación.
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