COMENTARIO
EXEGÉTICO N° 10
Por Giuseppe Isgró C.
10. Puede el ser humano comprender la naturaleza
íntima de
Dios?
-“No:
necesitaría un sentido que le falta”-.
COMENTARIO
EXEGÉTICO GIC:
Podríamos
complementar la respuesta anterior de la siguiente manera, tomando en cuenta el
contexto de las respuestas a las preguntas que siguen: -“No; necesitaría un
sentido que le falta, aún, por desarrollar”.
El
ser humano, y cada uno de los restantes seres en los cuatro reinos naturales,
han emanado a la conciencia individual, a partir del Ser Universal, perfectos,
dotados, potencialmente, de todos los atributos divinos, análogos a los de Él.
La
única diferencia reside en que los del Ser Universal se encuentran
desarrollados en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y los de
los seres individuales, se encuentran dotados de potencialidad que
desarrollarán en el eterno presente, sin límites de ninguna naturaleza, en la
medida en que se vayan ampliando las percepciones de sus estados de conciencia.
Es decir, los grados evolutivos de la
conciencia se expresarán mediante una ampliación constante de sus aptitudes
perceptivas y de comprensión, y en sus capacidades de hacer o dejar de hacer,
expresando el poder creador potencialmente infinito, de acuerdo con los grados
de necesidades que se vayan experimentando, en el aquí y ahora.
Es
preciso tener presente, al igual que se explica en el comentario de la
respuesta a la pregunta Nº 81, que el Ser Universal emana a la conciencia
individual, en el Alma Universal, en cada uno de los seres de los cuatros
reinos naturales, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarse de Él mismo, por
lo cual, cada ser individualizado es el mismo Creador que inicia su respectivo
rol dotado con los mismos atributos, y con libre albedrío, desde cero grado de
progreso, pero con el mismo potencial infinito, tanto en conciencia perceptiva
como en poder creador, que expresará en la medida que las necesidades
existenciales lo vayan requiriendo, en su ascenso evolutivo gradual, y como
expresión de la voluntad de la Divinidad, de la cual es instrumento. Es decir,
en la medida que cada uno de los seres se vaya conociendo a sí mismo, en ese
mismo grado reconocerá, en sí mismo, a Dios, el Ser Universal, percibiendo que
todo es UNO.
La clave reside en CONOCERSE A SÍ MISMOS, y
percibir, en la propia conciencia, el lenguaje de los sentimientos con que,
constantemente, se comunica el Ser Universal, con cada quien, en los cuatro
reinos naturales.
Allí,
en la CONCIENCIA, se expresa el conocimiento de la VERDAD UNIVERSAL, relativa a
los valores universales, o atributos divinos, y el PODER CREADOR, en la medida,
y grados, en que los va precisando. Podemos concluir, contundentemente, que
cada uno de los seres en los cuatro reinos naturales, YA CONOCE AL SER
UNIVERSAL, lo que ocurre que no lo recuerda, aún, en la conciencia individual.
Empero,
cuando oportunamente le vuelva a percibir, en su esencia, se percatará de que
ya le conocía. Esta es la razón por la cual los sufíes practican el constante
recuerdo del nombre de Dios, recordando al Recordado, se Le llega a recordar,
en un momento dado.
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