COMENTARIO EXEGÉTICO VIII
-DE LA CONCLUSIÓN DE: EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS-
©Giuseppe Isgró C.
PARRÁGRAFO VIII, en la Conclusión de El Libro de los Espíritus:
-“Los Espíritus, inquiere alguno, enseñan, quizá, una
moral nueva, superior a la que enseñó Jesús? Si su moral es la misma, a qué sirve el
Espiritismo? Igual razonamiento había hecho el califa Omar, frente a la
biblioteca de Alejandría: -“Si contiene, únicamente, lo que se encuentra en el
Corán, es inútil, y por lo tanto, se debe quemar; si, después, contiene otras
cosas, es nociva, y por lo tanto, se debe quemar”.
-“No; el Espiritismo no enseña una moral diferente
de la de Jesús. Pero, nosotros, preguntaremos, a nuestra vez: Y antes de Jesús,
los seres humanos no tenían la ley dada por Dios a Moisés? Su doctrina no se
encontraba, ya, contenida en el Decálogo? Se dirá, por esto, que la moral
enseñada por Jesús haya sido inútil? Preguntaremos, también, a quienes niegan
la utilidad de la moral espirita, por qué razón, ellos, que exaltaron su
sublimidad, son los primeros en infringir la base que es la solidaridad
universal? Los Espíritus vienen no sólo a confirmarla, sino en señalar su
utilidad práctica, a rendir inteligibles y evidentes las verdades que habían
sido enseñadas en forma alegóricas, y a definir los problemas más abstractos de
la psicología. Si Jesús ha venido a la tierra para mostrar a los seres humanos
la vía del verdadero bien, con la misión de Dios de hacer revivir la ley
desconocida, por qué, ahora, Dios, no enviaría a los Espíritus a suscitarla de
nuevo, y con mayor precisión, por cuanto ella se olvida para sacrificar todo al
orgullo y a la codicia? Quién osaría poner límites a la potencia de Dios, y
trazarle las vías a seguir? Quién puede aseverar que los tiempos predichos no
estén por cumplirse, y que no hayan venido, ya, aquellos en cuyas verdades mal
comprendidas, o falsamente interpretadas, deban revelarse claramente al genero
humano para acelerar su progreso? No tienen, quizá, un carácter providencial
estas manifestaciones, que se producen, contemporáneamente, sobre todos los
puntos del globo? No es más una sola persona, un profeta, que viene a
amonestarnos; la luz surge por todas partes; un nuevo mundo, entero, se nos
despliega frente a los ojos. Al igual que el descubrimiento del microscopio nos
ha revelado el mundo de lo infinitamente pequeño, que no sospechábamos. Lo
mismo ocurrió con el telescopio, que nos ha mostrado los billones de billones
de mundos, que, igualmente ignorábamos. De igual manera las comunicaciones
espiritas nos revelan el mundo invisible, que nos circunda, nos sigue en cada
lugar, y toma parte, sin nosotros saberlo, en todo lo que hacemos. Dad
tiempo al tiempo, y la existencia de este mundo, que a todos nos espera, será
innegable como la del mundo microscópico
y de los mundos perdidos del espacio. Os parece poca cosa el haber
aprendido a conocer todo un mundo, el haber sido iniciado en los misterios de
la vida de la dimensión espiritual? Es verdad que estos descubrimientos, si así
se pueden denominar, contrastan, en parte, con ciertas ideas preconcebidas;
pero, no es, también, verdad, que todos los grandes descubrimientos científicos
han modificado, dándole un cambio total, aun a las ideas más acreditadas? Y,
nada menos, nuestro amor propio se vio obligado a replegarse a la evidencia.
Otro tanto ha ocurrido con el Espiritismo, que ya tiene el derecho de
ciudadanía entre las humanas disciplinas.
Las comunicaciones con los seres
de la dimensión espiritual nos permiten conocer la vida futura con las penas y
las recompensas que esperan según nuestros méritos, y en consecuencia,
reconducen al Espiritismo a quienes no veían en nosotros más que materia, más
que una maquina organizada, y por lo tanto tenemos razón en afirmar que el
Espiritismo desplaza al materialismo con hechos. Aunque no produjese más que
este fruto, el orden social le debe un reconocimiento; pero, hace mucho más:
demuestra los efectos inevitables del mal, y, por lo tanto, la necesidad del
bien. El número de quienes ha reconducido a mejores sentimientos, curado de
graves inclinaciones, y desviado del mal, es mayor de cuanto se pueda creer y
crece todos los días, por cuanto, para ellos, el porvenir ha dejado de ser
vago, indeterminado, una simple esperanza, sino una verdad, que se comprende y
se explica por cuanto se ven y se sienten quienes, habiéndonos precedido en la
dimensión espiritual, lamentarse o alegrarse de cuanto han hecho sobre la
tierra. Todo aquel que ha sido testigo reflexiona, y siente la necesidad de
conocerse, juzgarse y enmendarse". (Allan Kardec).
COMENTARIO
EXEGÉTICO DE GIC:
Se le
atribuye, en variadas fuentes, al califa Omar, la destrucción de la biblioteca
de Alejandría; se cree que dijo: -“Si contiene, únicamente, lo que se encuentra
en el Corán, es inútil, y por lo tanto, se debe quemar; si, después, contiene
otras cosas, es nociva, y por lo tanto, se debe quemar”. Pero ello no es totalmente cierto, ya que
ella sufrió diversas destrucciones sistemáticas en diferentes épocas, desde
Julio César.
Quizá, lo que quedaba de la misma, en el
siglo VII de nuestra era, era tan exiguo que no tenía nada que ver con la
totalidad de la misma en sus tiempos de mayor esplendor.
En todo caso, es gracias a los árabes, en las
escuelas de traductores de Córdoba y Toledo, en España, y en la de Palermo, en
Sicilia, más el aporte de los humanistas
en los siglos XIV, XV y XVI, que se salvan las pocas obras que nos quedan de la
antigüedad clásica.
Los árabes las tradujeron del griego al
árabe, y de éste al castellano. Esa destrucción masiva del gran legado de la
antigüedad clásica, mediante la cual se perdió en torno al 80% del mismo, fue
debido a ese movimiento que naciera en el primer concilio de Nicea, en el año
325 de nuestra era.
Frente al mismo, el Islam representó un punto
de equilibrio en la historia del mundo occidental, que evitó que el
oscurantismo se impusiera en mayor grado, evitando la destrucción total del
acervo cultural de la humanidad. Es la ley de acción y reacción; la luz que
evacua la oscuridad.
Sólo basta encender la luz de la Doctrina
Universal, lo demás vendrá por añadidura. La Civilización Árabe, mediante su
extraordinario aporte, cuyo iniciador más representativo fuera Mahoma,
representa una poderosa luz frente al oscurantismo medieval, y aún, en la
actualidad, con su elevada e inspiradora espiritualidad directa centrada en el
Creador Universal.
Hasta quienes, en un momento dado, se hayan constituido en detractores
del progreso, como los fueron aquellos iniciadores del Concilio de Nicea, y los
que después les han seguido, en la larga noche oscura de la Edad Media, y el
contingente remanente que aún persiste, se verán obligados, por la acción de la
ley cósmica, a cooperar por la difusión de la luz de la verdad universal.
Como decía Don Quijote, parafraseándolo: -"Hay que deshacer los
entuertos". El que difunde equívocos hoy, por la acción coactiva de la Ley
Cósmica, o por el impulso de la propia conciencia, volverá al planeta tierra,
tantas veces como sea necesario para dejar establecida la verdad fundamental
que debe imperar, libremente, como guía de todos los seres humanos.
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