COMENTARIO
EXEGÉTICO N° 964.
Giuseppe Isgró
C.
964. Sigue
Dios cada uno de nuestros actos para recompensarnos, o sancionarnos?
-“Él tiene sus
leyes, que los regulan; si las violáis es culpa vuestra. Si un ser humano
comete un exceso, Dios, ciertamente, no pronuncia una sentencia en contra de él
para decirle, por ejemplo: -“Tú fuiste intemperante, y ahora te castigaré”. Él
ha trazado un límite; las enfermedades, y, con frecuencia, la desencarnación,
son la consecuencia de los excesos. Este es el castigo, es decir, el resultado
de la infracción de la ley. Así ocurre en todo”-
Comentario de Allan Kardec: Cada una de nuestras acciones está sujeta a la ley de Dios: aún
cuando nos parezcan de poca importancia, puede constituir una violación. Si
después nos toca asumir las consecuencias de esta violación, no debemos culpar
más que a nosotros mismos, por cuanto, de esta manera, somos los artífices de
nuestro propio bien, o del mal futuro. Esta verdad se hace evidente en el
apólogo siguiente.
Un padre, que le ha dado al hijo la educación y la instrucción, es
decir, los medios para saberse comportar, le cede, para que los cultive, un
campo, y le dice: -“Esta es la regla que hay que seguir y todos los
instrumentos necesarios para rendir fértil este terreno, y estructurar tu
subsistencia. Tú tuviste de mí la instrucción que basta para comprender esta
regla, si la sigues, tu campo será muy productivo, y te procurará el reposo en
la edad avanzada; si no la sigues, no te producirá nada, y pasarás necesidad”.
Dicho esto, le deja actuar a su manera.
No es verdad, quizá, que aquel campo producirá en razón de los
cuidados puestos en cultivarlo, y que, cada negligencia será en detrimento de
la cosecha? El hijo, estará, por lo tanto, en la edad avanzada, feliz, o
insatisfecho, según que haya seguido o descuidado la regla que el padre la
había trazado.
Ahora, Dios, también es más previsor, por cuanto nos advierte a
cada paso, si hacemos bien o mal, y nos envía los Espíritus a aconsejarnos:
peor para nosotros si no les escuchamos. Y, todavía, existe esta diferencia: que
Dios concede siempre, al ser humano, con nuevas existencias, el medio de
reparar sus propios errores, mientras
que al hijo del relato, si ha empleado inadecuadamente su tiempo, no le queda
ninguno. (Allan Kardec).
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:
Dentro de la conciencia de cada ser existe una hoja de vida que representa el equivalente a una hoja de cálculo electrónica, en la cual cada registro suma, resta, divide y multiplica cantidades que, en forma automática, afectan el saldo total.
En cada persona, ese saldo representala SUMA EXISTENCIAL ,
el gran total de vida. El programa que rige el proceso, desde cada asiento
hasta el resultado final, está basado en las leyes de afinidad, de justicia, de
igualdad y de compensación.
Es decir, cada acto es pesado en la balanza de la justicia, cuyos platillos son la ley de igualdad y la de compensación. Todos los seres son iguales en la ley y ante ella; cada acto es pesado, y compensado, en la respectiva polaridad positiva o negativa: o suma o resta, en el saldo existencial.
El resultado, es decir, la suma existencial, otorga un poder de acción o de pasividad, y de acuerdo al respectivo saldo es ubicado, o reubicado, cada ser, en el orden que le corresponda, del cero al infinito. De manera, que, es un proceso automático e instantáneo.
Dentro de la conciencia de cada ser existe una hoja de vida que representa el equivalente a una hoja de cálculo electrónica, en la cual cada registro suma, resta, divide y multiplica cantidades que, en forma automática, afectan el saldo total.
En cada persona, ese saldo representa
Es decir, cada acto es pesado en la balanza de la justicia, cuyos platillos son la ley de igualdad y la de compensación. Todos los seres son iguales en la ley y ante ella; cada acto es pesado, y compensado, en la respectiva polaridad positiva o negativa: o suma o resta, en el saldo existencial.
El resultado, es decir, la suma existencial, otorga un poder de acción o de pasividad, y de acuerdo al respectivo saldo es ubicado, o reubicado, cada ser, en el orden que le corresponda, del cero al infinito. De manera, que, es un proceso automático e instantáneo.
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