sábado, 21 de febrero de 2015

3. Podría decirse que Dios sea lo Infinito?



El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

 

Versión castellana y exégesis:

Giuseppe Isgró C.

 

Capítulo I

 

DIOS




3.       ¿Podría decirse que Dios sea lo Infinito?

“Sería una definición incompleta por la limitación del lenguaje humano, insuficiente para expresar las cosas que son superiores a vuestra inteligencia”.

Dios es infinito en sus perfecciones; empero, lo infinito es una abstracción. Decir, por lo tanto, que Dios sea lo infinito, sería tomar el atributo por el sujeto, y definir una cosa ignota por medio de otra igualmente desconocida.

EXÉGESIS: Dios, El Ser Universal, es infinito en el desarrollo del potencial de sus atributos divinos, en todas las vertientes y variantes.

Este grado infinito de desarrollo se extiende en el tiempo, siendo atemporal, es decir, siempre existió dicho desarrollo en la eternidad pasada. Siempre existirá en la eternidad futura.

Sus vertientes fundamentales también son infinitas en conocimiento y poder.

Como ley cósmica impresa en la conciencia, expresa el conocimiento con el lenguaje de los sentimientos de los valores universales. Ese es el lenguaje del Ser Universal.

Como poder creativo, es ilimitado en todas sus vertientes y variantes.

Es fuente ilimitada y causa suprema de todo lo existente, ad infinitum.

Él emana a la conciencia individual, en cada ser de los cuatro reinos naturales, sin separarse de sí mismo y sin dejar de ser Él mismo tantas veces como sea necesario para poblar cada mundo del inmenso universo, siempre en expansión.

Su potencial de auto-expresión en los seres de los cuatro reinos de la naturaleza es infinito; es decir: Eternamente seguirá expresándose cuantas veces sea necesario hacerlo.

Se expresa, encontrándose presente, en cualquier mínimo espacio del infinito universo, simultáneamente.

Se encuentra, simultáneamente, en todas las conciencias de todos los seres del inmenso universo, en todos los niveles de expresiones posibles.

Se renueva constantemente en todas las expresiones físicas del universo, por lo cual, todo lo existente, a nivel físico, dejará de existir, y se formarán nuevos mundos y expresiones físicas de vida, de acuerdo a los estados de conciencias que, gradualmente se van expresando en cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza.

Él se interesa por todas las expresiones de vida, en los cuatro reinos de la naturaleza, en el inmenso universo, simultáneamente, expresándose dentro de la conciencia de cada ser, por el lenguaje de los sentimientos de los valores universales.

Es fuente infinita de provisión en todas las vertientes y variantes, en la medida que cada ser vaya experimentando niveles más elevados de necesidades, anhelos y objetivos de autorrealización.

Es el pedagogo universal actuando en la conciencia de cada ser por medio de los sentimientos de los valores universales.

Dios constituye para cada ser la eterna polarización, infinita e ilimitada, en el eterno retorno del ser universal hacia Él.

Es omnisciente: Siempre lo supo todo. Siempre lo sabrá todo, sin límites de ninguna naturaleza. 

Es omnipresente: Se encuentra en la conciencia de cada ser, al mismo tiempo, en los cuatro reinos de la naturaleza, y en cada lugar del infinito universo. Nada existe que no sea Él y que no esté en Él. Empero, no todo lo que existe es todo lo que existe, por cuanto el Todo es todo cuanto existe y llegará a existir sin límites algunos en el eterno ahora.

 

**

 

Un amigo, L. N., plantea: “¿Es posible pensar que Dios nos afecta en decisiones directas en nuestro plano humano, en todos los sentidos, de manera que su conciencia creadora de juicio, de amor, de equidad, entre otros atributos, sea expresada en un nivel superior?  Cómo lo que planteaba Platón: ¡Que va más allá del mundo de los sentidos al cual estamos atados”

Sin dudas algunas, el ser humano, todos los seres de los cuatro reinos naturales: Humano, animal, vegetal y mineral, como ya se dijo, han emanado, en un momento dado, a la conciencia individual, en el Alma Universal, con libre albedrío, y dotados de todos los atributos de la Divinidad, y de una conciencia que es una réplica exacta de la del Ser Universal.

Este ser emanado a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, en primera instancia en el Alma Universal, es la misma Divinidad, sin separarse de sí misma y sin dejar de ser Ella misma, por lo cual su conciencia es exactamente la misma, en ambos: el ser individual y la Divinidad. La única diferencia reside en que, en el Ser Universal se encuentra desarrollada en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y en los seres individuales, lo está en estado potencial, que eternamente, cada ser, desarrollará, sin límites algunos, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.

A medida que el ser individual experimenta necesidades, deseos, anhelos y propósitos, así como la consciencia gradual de su ignorancia, van emergiendo en su conciencia las percepciones intuitivas, o inspirativas, es decir, los sentimientos análogos a los valores universales, o atributos divinos, que le permiten el darse cuenta de lo justo o de lo injusto, de la verdad o de la falsedad, de la fuerza o de su ausencia, de la belleza o de la fealdad, del bien o del mal, que le sirven de parámetros dentro de los cuales orientar, o reorientar, sus pensamientos, sentimientos, palabras y conducta.

Simultáneamente al nivel de necesidades, y al conocimiento que percibe, aflora en su ser la comprensión y el poder potencialmente infinito que posee. Por eso se dice, en la expresión de Abraham Maslow, que “toda necesidad genera una fuerza motivadora equivalente, capaz de permitirle, a la persona, u otro ser de los otros reinos naturales, el desplazamiento desde el lugar en que reside su necesidad hasta otro en que se encuentra la satisfacción de la misma”.

Si cada ser fuese capaz de experimentar en grado infinito una necesidad, expresaría el poder potencialmente infinito del cual está dotado, así como el conocimiento, y visión, inherentes.

Siendo la conciencia del ser individual una réplica exacta de la del Ser Universal, el Ser Universal se comunica con el ser individual, por medio del lenguaje de los sentimientos –análogos a los valores universales-, en la conciencia de los seres en los cuatro reinos naturales. Lo hace, por una parte, con carácter de advertencias coercitivas, en forma de sentimientos de vergüenza, mediante los cuales se representa lo que resultaría si llevara a cabo la acción concebida, así como de los estados de certeza si evita las acciones indebidas y ejecuta las correctas. Si llevara a cabo las incorrectas, se activa, en forma instantánea, en la conciencia, una acción coactiva, como reprimenda y de remordimiento, al mismo tiempo, con la percepción simultánea de haber incurrido en un error, que ya no le dejará tranquilo hasta que haya reparado el mal ejecutado, o lo haya compensado, o pedido perdón, simultáneamente, a la persona, o personas, afectadas, según se trate, en cada caso particular. 

Este mecanismo coercitivo, o coactivo, de Pedagogía Cósmica, lo ejercita ad infinitum el Ser Universal en la conciencia de todos los seres, en los cuatro reinos naturales, sin afectar al libre albedrío de cada ser, en todo momento. Es decir, es cada uno de los seres individuales, en los cuatro reinos naturales, quien toma las decisiones, y por supuesto, cosecha los beneficios inherentes, o asume las consecuencias de sus acciones. Este mecanismo coercitivo y coactivo, dentro de la conciencia de cada ser, es regido por la ley cósmica, de manera general, y en particular, por las leyes de afinidad, justicia, igualdad, compensación y la del amor, que sintetiza, en sí misma, todos los valores universales.

Platón, es uno de los filósofos que por excelencia más profundamente refleja el conocimiento de los valores universales, y de las virtudes que se derivan de su puesta en práctica.

Tal como lo expresa la doctrina de la Masonería Universal, el objetivo esencial de todo ser es “el estudio de todas las ciencias, de todas las filosofías, de todas las artes y la práctica de todas las virtudes”. Empero, para lograr ejercer la práctica de todas las virtudes, en grado óptimo, es preciso realizar el estudio integral del Conocimiento reflejado por la Sabiduría de los Valores Universales, cuya percepción se logra por vía intuitiva, o inspirativa, en la conciencia de los seres, en los cuatro reinos naturales.

La intuición es una aptitud perceptiva, comprensiva y realizadora del propio Espíritu, desarrollada en incontables ciclos de vida anteriores, cuya experiencia forma parte de su bagaje espiritual. Empero, dicha facultad le permite percibir la información donde se encuentre, en un entorno físico, o en la conciencia de cualquier ser de los cuatro reinos de la naturaleza, encarnado o desencarnado, o en la Conciencia Divina.

 

En síntesis, esta intuición puede darse por lecturas de contenidos mentales en su propio archivo espiritual, o en el de incontable número de seres que contengan la información, o percibirla directamente de cualquier entorno físico en que se encuentre, y transferirla, luego, a la conciencia objetiva.

La inspiración, en cambio, es el fruto de la comunicación de un pensamiento, idea, o sentimiento, de un Ente espiritual, encarnado o desencarnado, en el pensamiento y sentimiento de un ser encarnado, en los cuatro reinos naturales. Igualmente, por la misma Divinidad, por el sentimiento inherente a un determinado valor comunicado en la conciencia de cada ser, con funciones pedagógicas, como acciones coercitivas o coactivas, que fungen de guía certera en las tomas de decisiones y en la ejecución de los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.

Es decir: un trabajo pedagógico de Dios con Dios, o un juego de Dios con Dios, donde Él mismo respeta sus propias reglas, plasmadas en la Ley Cósmica, impresa en su conciencia y en la de cada ser, sustentada, ésta, por la sabiduría de los valores universales, o atributos divinos.


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