viernes, 27 de septiembre de 2013

UNA PERCEPCIÓN DE DIOS





UNA PERCEPCIÓN DE DIOS

©Giuseppe Isgró C.


Dios, El Ser Universal, es infinito en el desarrollo del potencial de sus atributos divinos, en todas las vertientes y variantes.
Este grado infinito de desarrollo se extiende en el tiempo, siendo atemporal, es decir, siempre existió dicho desarrollo en la eternidad pasada. Siempre existirá en la eternidad futura.
Sus vertientes fundamentales también son infinitas en conocimiento y poder.
Como conocimiento se expresa como ley cósmica impresa en la conciencia, con el lenguaje de los sentimientos de los valores universales. Ese es el lenguaje del Ser Universal.
Como poder creador, es ilimitado en todas sus vertientes y variantes.
Es fuente ilimitada y causa suprema de todo lo existente.
Él se expresa en cada ser de los cuatro reinos naturales sin separarse de sí mismo y sin dejar de ser Él mismo tantas veces como sea necesario para poblar cada mundo del inmenso universo, siempre en expansión.
Su potencial de auto-expresión en los seres de los cuatro reinos de la naturaleza es infinito; es decir: Eternamente seguirá expresándose cuantas veces sea necesario hacerlo.
Se expresa en cualquier mínimo espacio del infinito universo, simultáneamente.
Se encuentra, simultáneamente, en todas las conciencias de todos los seres del inmenso universo, en todos los niveles de expresiones posibles.
Se renueva constantemente en todas las expresiones físicas del universo, por lo cual, todo lo existente, a nivel físico, dejará de existir, y se formarán nuevos mundos y expresiones físicas de vida, de acuerdo a los estados de conciencias que, gradualmente se van expresando en cada ser, en los cuatro reinos de la naturaleza.
Él se interesa por todas las expresiones de vida, en los cuatro reinos de la naturaleza, en el inmenso universo, simultáneamente, expresándose dentro de la conciencia de cada ser, por el lenguaje de los sentimientos de los valores universales.
Es fuente infinita de provisión en todas las vertientes y variantes, en la medida que cada ser vaya experimentando niveles más elevados de necesidades, anhelos y objetivos de autorrealización.
Es el pedagogo universal actuando en la conciencia de cada ser por medio de los sentimientos de los valores universales.
Dios constituye para cada ser la eterna polarización, infinita e ilimitada, en el eterno retorno del ser universal hacia Él.
Es omnisciente: Siempre lo supo todo. Siempre lo sabrá todo, sin límites de ninguna naturaleza.
Es omnipresente: Se encuentra en la conciencia de cada ser, al mismo tiempo, en los cuatro reinos de la naturaleza, y en cada lugar del infinito universo. Nada existe que no sea Él y que no esté en Él.
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Un amigo, L. N., plantea: -“Es posible pensar que Dios nos afecta en decisiones directas en nuestro plano humano (en todos los sentidos),  de manera que su conciencia de juicio, creadora, de amor, de equidad, entre otros atributos sean expresados en un nivel superior? Como lo que decía Platón, -que va más allá del mundo de los sentidos al cual estamos atados?”
Sin dudas algunas, el ser humano ( y todos los seres de los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral), han emanado, en un momento dado, a la conciencia individual, en el Alma Universal, con LIBRE ALBEDRÍO, y dotados de todos los atributos de la DIVINIDAD, y de una CONCIENCIA que es una réplica exacta de la CONCIENCIA del Gran Arquitecto del Universo, o Ser Universal.
Este ser emanado a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, en primer instancia en el Alma Universal, es la misma DIVINIDAD (Ser Universal), sin separarse de sí misma y sin dejar de ser Ella misma), por lo cual su conciencia es exactamente la misma, en el ser individual, que en el Ser Universal.
La única diferencia reside en que, en el Ser Universal se encuentra desarrollada en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito, y en los seres individuales, lo está en estado potencial, que eternamente, cada ser, desarrollará, sin límites algunos, en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal.
A medida que el ser individual experimenta necesidades, deseos, anhelos y propósitos, así como conciencia de su ignorancia, van emergiendo en su conciencia las percepciones intuitivas, los sentimientos análogos a los valores universales (atributos divinos) que les inspirarán los sentimientos (de los valores universales) de lo justo o de lo injusto, de la verdad o de lo contrario, de la fuerza o de su opuesto, de la belleza o de la fealdad, del bien o del mal, que les sirven de parámetros para orientar, o reorientar, su conducta.
Simultáneamente, a las necesidades, y al conocimiento que percibe, aflora en su ser el poder potencialmente infinito que posee, y lo hace en el grado análogo a la necesidad que experimenta. Por eso se dice, en la expresión de Abraham Maslow, que “toda necesidad genera una fuerza motivadora equivalente, capaz de permitirle, a la persona, u otro ser, el desplazamiento desde el lugar en que reside su necesidad hasta otro en que se encuentra la satisfacción de la misma”.
Evidentemente, si cada ser fuese capaz de experimentar en grado infinito una necesidad, en ese mismo grado infinito expresaría el poder potencialmente infinito del cual está dotado, así como el conocimiento, o visión, inherentes.
Siendo la conciencia del ser individual una réplica exacta de la del Ser Universal, (Esta percepción es de la Filosofía Masónica, expresada de una manera nítida en los grados capitulares), el Ser Universal se comunica con el ser individual, por medio del lenguaje de los sentimientos –análogos a los valores universales-, en la conciencia, tanto como advertencias coercitivas, advirtiéndole, en forma de sentimientos de vergüenza –estados de representación mental de lo que resultaría si lleva a cabo la acción concebida-, como de estados de certeza si evita las acciones indebidas y ejecuta las debidas, así como, por las acciones coactivas, dentro de la conciencia, en forma de remordimiento, y percepción de haber incurrido en error, si llegare a ejecutar la acción indebida, que ya no le dejará tranquilo hasta que haya reparado el mal ejecutado, o lo haya compensado, o pedido perdón, simultáneamente, a la persona, o personas, afectadas, según se trate, en cada caso particular.
Este mecanismo coercitivo, o coactivo, -pedagógico-, lo ejercita el Ser Universal en la conciencia de todos los seres, en los cuatro reinos naturales, sin afectar al libre albedrío de cada ser, en todo momento. Es decir, es cada uno de los seres individuales, en los cuatro reinos naturales, quien toma las decisiones inherentes, y por supuesto, cosecha los beneficios inherentes, o asume las consecuencias de sus acciones. Esto lo rige la ley de afinidad, la de justicia, la de igualdad y la de compensación, además de la del amor, que es una síntesis de todos los valores universales.
Platón, sin duda alguna, es el filósofo por excelencia que más profundamente refleja el conocimiento de los valores universales, o VIRTUDES.
Tal como es el lema de la Masonería Universal, en cuanto a su definición: -“La Masonería es el estudio de todas las ciencias, de todas las filosofías, de todas las artes y la práctica de todas las virtudes”, el enfoque tiene vinculación con esa definición y con la práctica de todas las virtudes. Empero, para lograr ejercerlas, en grado óptimo, es preciso realizar el estudio integral del Conocimiento reflejado por la Sabiduría de los Valores Universales, cuya percepción se logra por vía intuitiva, o inspirativa en la conciencia de los seres, en los cuatro reinos naturales. (Inspiración de un Ente espiritual,  -encarnado o desencarnado-, o por la misma DIVINIDAD, por el sentimiento) por el pensamiento en el pensamiento de la persona inspirada).


Es decir: Un trabajo pedagógico de Dios con Dios, o un juego de Dios con Dios, donde Él mismo respeta sus propias reglas, plasmadas en la LEY CÓSMICA, impresa en su conciencia y en la conciencia de cada ser, sustentada, ésta, por la Sabiduría de los Valores universales.

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