martes, 21 de julio de 2015

895. Aparte de los defectos y de los vicios, en torno a los cuales nadie puede engañarse, cuál es el signo más característico de la imperfección moral?






COMENTARIO EXEGÉTICO 895

©Giuseppe Isgró C.



895. Aparte de los defectos y de los vicios, en torno a los cuales nadie puede engañarse, cuál es el signo más característico de la imperfección moral?
-“El interés personal. Las cualidades morales son, frecuentemente, como el dorado sobre un objeto de bronce que no resiste la piedra de toque. Alguien puede estar dotado de cualidades reales, que le convierten, para el mundo, en una persona de bien; pero éstas, aunque impliquen un progreso, no resisten, siempre, a ciertas pruebas y, alguna vez es suficiente tocar la cuerda del interés personal para descubrir la realidad.
Sin embargo, el verdadero desinterés es de tal manera raro sobre la tierra, que, si se os muestra, lo admiráis como una rareza.
El apego desmesurado a las cosas materiales es un indicio de notoria inferioridad, porque, cuanto más el ser humano se aferra a los bienes de este mundo, tanto menos comprende su destino, mientras que, en sentido contrario, con el desinterés, demuestra que él ve el porvenir desde un punto de vista más elevado”-.
Allan Kardec
El Librro de los Espíritus

COMENTARIO EXEGÉTICO GIC:

Percepción llena de gran agudeza, en la respuesta que obtiene el Maestro Allan Kardec, a la pregunta formulada, cuando expresa, al inicio de la misma: -"El interés personal". Luego, se agrega: -"El apego desmesurado a las cosas materiales es un indicio de notoria inferioridad...". Al final de la respuesta, agrega: -"..con el desinterés, demuestra que él ve el porvenir desde un punto de vista más elevado”-. 

El desapego, es, ciertamente, una de las cualidades que reflejan el perfecto autodominio de las personas, cualidad ésta, que denota el desarrollo superior del carácter. Empero, este autodominio, para poseerlo, implica la practica de la templanza como virtud. Pero, la templanza, para que pueda expresarse, precisa el cumplimiento de los demás valores universales, como el amor, la prudencia, la justicia, la equidad, cuando se aplica, la compensación, el equilibrio, el respeto, la compasión, el perdón. Solamente enmarcando los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos en los parámetros de los valores universales esenciales, es posible que por encima del interés personal predomine el sentimiento de lo justo y el cumplimiento del propio deber, para hacer valer el derecho inherente. La virtud de la vergüenza sigue siendo el freno esencial para que, cada persona, pueda mantenerse dentro de los límites del recto camino, es decir: rectos medios de sustentamiento de vida, de decisiones, de acciones, de esfuerzo y de atención, entre otros importantes aspectos esenciales. 

La educación en los valores universales, que se precisa impartir desde la más tierna edad, desde el propio hogar, y en la escuela, desde el inicio de los estudios, es lo que determinará que las nuevas generaciones emerjan con una comprensión de los límites de la prudencia y de la aplicación de la justicia en todo lo que se realiza: justicia para los demás, pero, también, para sí, acorde con la conciencia de la propia dignidad personal, o auto.estima y/o autoconcepto. 

Adelante.